Uno, dos, tres… por la adultez
Jueves, 11 de agosto de 2016 - Edición impresa
Antonio Alonzo Ruiz (*)
Alguna vez habrás jugado a las escondidas y, sin lugar a dudas, disfrutaste la emoción de salir corriendo de tu escondite evitando ser visto y muy deprisa tocar base al grito de: ¡Uno, dos, tres por mí y por todos mis compañeros! Palabras que, por la magia que se vive en la infancia, te salvaban a ti y a todos los que jugaban contigo.
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