Uno, dos, tres… por la adultez
Antonio Alonzo Ruiz (*)
Una vez que estás entrenándote en “saludar con afecto” es necesario hacerlo también en la tercera habilidad básica para la interacción social: entablar una conversación.
La primera buena impresión la das cuando saludas con afecto, sin embargo, no es suficiente para entablar una comunicación significativa y duradera. ¿Qué sigue después de saludar con afecto?
Al conversar menciona el nombre de la persona cada vez que te dirijas a ella. Por ejemplo: “oye Anita, ahora que dices eso fíjate que…”.
Esta técnica te ayudará no solo a que Anita se dé cuenta que le estás poniendo toda tu atención, sino que activará áreas sensoriales de su cerebro —motoras y del lenguaje— que la dispone a dar respuestas significativas cada vez que escucha que alguien pronuncia su nombre de pila.
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8 feb 2018
Buenas conversación y amistad
9:09
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